La luna de nuestro vehículo es un elemento vital en nuestra conducción, ya que nos protege de agentes externos como la lluvia, el aire, el frío, la tierra y el polvo. Además de todas las salpicaduras o partículas que otros vehículos pueden proyectar contra nuestra luna.
En ciertas ocasiones, recorremos largas distancias con nuestros coches por caminos que no están pavimentados o son caminos de tierra, y estas son las situaciones más idóneas para sufrir la rotura de la luna de nuestro vehículo. Aunque llevemos cuidado y respetemos la distancia correcta con los vehículos que nos preceden, es muy fácil que impacte cualquier elemento externo en las lunas de nuestro coche, arañándola o dañándola de una forma irreversible.
En el momento en el que observemos que nuestra luna ha sido dañada o picada, tenemos que plantearnos realizar alguna acción cuanto antes, y es cuando nos preguntamos cuál es la mejor opción, ¿reparar ese golpe? o ¿sustituir la luna del coche?
Todo dependerá del tamaño y la ubicación del impacto en el cristal. En el caso de que un parabrisas pueda ser reparado, el diámetro del picotazo no puede ser superior a 15 milímetros. También debemos considerar que la rotura esté situada a más de unos 8 centímetros del borde del parabrisas, ya que si está muy cercano al borde hay más riesgos de futuras roturas.
En el caso de que la rotura sea claramente grande y supere las medidas mencionadas anteriormente y no se pueda reparar, tendremos que cambiar toda la luna que esté dañada y sustituirla por una nueva que esté homologada para ese vehículo.
Desde el concesionario de segunda mano de referencia en Valladolid, Más Automoción te recomendamos que soluciones el problema de rotura o daño de la luna de tu coche cuanto antes. Tanto como si el cristal esté dañado, para que no vaya en aumento ante cualquier bache, otro posible golpe o un cambio de temperatura. Como si el golpe en el cristal es lo suficientemente grande como para cambiarla, ya que lo primero es la protección y seguridad en tu vehículo.