En la actualidad, las mejores marcas del mercado están incorporando los frenos carbocerámicos para sus modelos de alta gama. Pero, esta fabricación y tecnología no es nueva, ya que empezó a aparecer en el mundo de la Fórmula 1 en los años 80 y se ha ido incorporando a los coches mucho más adelante.
Los frenos carbocerámicos están fabricados con un composite cerámico que se adhiere y pega a las fibras de carbono para mejorar su resistencia. Los materiales cerámicos son compuestos térreos que se caracterizan por poseer una alta resistencia a las temperaturas y ser químicamente inertes, es decir, no reaccionan con otros elementos, por lo que no son combustibles ni oxidables. La resistencia de estos frenos está valorada como la mejor del mercado, aguantan temperaturas de hasta más de 1.300ºC sin que haya deformaciones en el disco.
Existen dos tipos de frenos cerámicos:
- CCB: Son frenos carbocerámicos con capa cerámica adicional, utilizados por marcas de coches alemananas y grupo VAG, donde se encontrarían marcas como Audi, Lamborghini, Bugatti, BMW o Porsche.
- CCM: Son los frenos de material cerámico utilizados principalmente por marcas de coches italianas como Ferrari, Maserati, Aston Martin o Jaguar.
Las ventajas de los frenos carbocerámicos frente a los discos tradicionales de hierro son principalmente la optimización en su uso y el peso, los frenos carbocerámicos pesan hasta un 50% menos. Además de ser mucho más duraderos, su vida útil puede alcanzar los 300.000 kilómetros. La eficacia también es una de sus características, pues ayudan a reducir las distancias de frenado.